CHANEL, EL DOBLE CÍRCULO VICIOSO
Seamos sinceros. ¿Quién no quiere un Chanel? ¿Alguien conoce una mujer, una sola, capaz de decir "no, gracias", a la idea de colgarse un 2.55 o un Boy, si esto no hiciese estremecer los cimientos de su cuenta corriente? ¿Ha nacido la que se pruebe una chaqueta de tweed, pueda pagarla, y responda "bah, no me hace falta, no me interesa"?. Comprar una pieza de Chanel es un sueño, una necesidad, un lujazo...